Sobre todo quiero agradecer a Dios por haberme permitido servirle en estos años y quiero también rogarle que el nuevo presidente y su directorio este lleno del Espíritu Santo para que pueda seguir construyendo desde los laicos una iglesia viva y en comunión con nuestros pastores los obispos.
Siempre debemos recordar que el verdadero cambio en el mundo se debe dar desde el cambio personal. No debemos apuntar a los demás esperando que ellos cambien. Lo que debemos hacer es mirarnos en el espejo y empezar con nosotros mismos. El verdadero cambio en el mundo se da cuando cada uno hace una profunda reflexión sobre su vida y junto a Jesús elige caminar con la Fe , esperanza y Amor que solo Dios nos puede dar.
No hay mejor servicio a Dios que cambiar interiormente para llenos de Dios amar a nuestro padre del cielo y al prójimo, empezando por nuestra familia.
Donde quiera que este seguiré amando y sirviendo a Dios.
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