Después de tener algunas reuniones en la mañana, fui al sastre para que me arregle algunos pantalones que me quedaban un poco largos. Al llegar no estaba el maestro Pacheco y decidí regresar mas tarde después de almuerzo.
No quería almorzar solo y llame a mi buen amigo Mauricio y nos encontramos en un restaurante. Compartimos sobre lo que hemos hecho en los ultimas semanas y llegamos a tener una conversación profunda y divertida. Que gran bendición es la amistad!
Después de mis reuniones de la tarde en la oficina, regrese al sastre y pudo medirme los pantalones para que por fin estén con el largo apropiado. No voy a mentir, llevo por lo menos 5 años con la intensión de ir al sastre pero siempre había alguna razón para no hacerlo.
Reflexionando sobre cuanto tiempo me ha llevado hacer algo que necesitaba desde hace mucho tiempo, he llegado a la conclusión de que demos trabajar mucho, cuidar a nuestra familia pero también buscar tiempo para hacer lo que uno desea y necesita hacer.
No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy!
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