Mientras estábamos en la Eucaristía, ellas estaban súper nerviosas y atentas para este momento tan trascendental, comer el cuerpo y la sangre de Cristo por primera vez en sus vidas. Cuan llego el momento sus rostros estaban tan iluminados hasta que lo recibieron, después cerraron los ojos con tanto amor, que estoy seguro Dios les toco el corazón de una manera muy especial.
Ya en la pequeña y dulce recepción que les hicieron mis cuñados, Miguel su papa, dio una palabras que me tocaron el corazón. Nos hizo caer en cuenta que todos los que podemos acercarnos a comer la Eucaristía somos realmente afortunados y que ahora sus lindas hijas también tenían este mismo honor. Mientras el decía esto, me di cuenta de la importancia que sus palabras tenían para mi alma. Realmente estar con Jesús y poderlo comer nos da vida eterna. Que podría valer mas que la vida eterna? NADA! Pero aun así muchos de nosotros no valoramos el poder comulgar cada domingo.
Pidamos a Dios que tenga misericordia de nosotros y que nos de el regalo de abrir nuestros corazones y ver con Fe la importancia de vivir en gracia (confesado) para que de esta manera podamos acercarnos a Jesús en la Eucaristía cada domingo. Seguro con El tendremos la fuerza y la alegría para vivir cada día de nuestras vidas.
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